martes, 31 de mayo de 2016

Tener "hambre" de Dios


Hoy, día de la Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel, Lucas nos regala en su Evangelio el relato entrañable del viaje de María con Jesús en sus entrañas y el encuentro de las dos mujeres (1,39-56). 

Por el "Sí" de la Virgen está ya Dios presente entre nosotros. Y es que, aunque ya nos había revelado que Su delicia era estar con los hijos de los hombres, ¿alguien podría imaginar que se iba a convertir en uno de nosotros?


Vamos a dar gracias a María por habernos traído a Jesús; vamos a entonar con Ella nuestro personal Magníficat -¡el Señor ha hecho cosas tan grandes en nuestra vida!-; y vamos a pedir a la Señora que despierte nuestro interior apetito por las cosas de Dios para que, por su intercesión y con su ayuda, nos convirtamos en hambrientos de ese "hambre" que el Señor está deseando saciar hasta colmarnos.



lunes, 30 de mayo de 2016

Somos Su viña!!!

Hoy Marcos recoge en su Evangelio la parábola de la viña que Jesús dirige a los sumos sacerdotes, letrados y senadores (12,1-12).

Al meditarla esta mañana, pensaba que tú y yo somos esa viña que el Señor mima con esmero para que dé mucho fruto. Él, en Su infinita Misericordia, ha dejado esa viña que le pertenece en nuestras manos para le ayudemos, de algún modo, a cuidarla. Pero, a poco que nos detengamos a considerar las cosas cotidianas que suceden en nuestro día, nos vemos incapaces de protegerla de esas alimañas y raposas, de dentro y de fuera, que amenazan con provocar su ruina.

Es verdad: ¡son tantas las cosas o "cositas" que pueden distraernos de lo esencial, de eso para lo que estamos en la vida, que es ser cada día un poco más de Jesús y Jesús mismo para los otros! Cuando descubras esto no te desanimes; todo lo contrario: agradece esta luz del Espíritu con la que puedes ver tu realidad tal y como es. Y no dejes de pedirLe una y otra vez que sea Él Quien proteja Su viña para que nada ni nadie la dañe; para que crezca sana y dé fruto haciendo las delicias de Quien es su único Dueño.



domingo, 29 de mayo de 2016

Contemplar a Jesús Eucaristía

Hoy, día del Corpus Christi, comienza el Evangelio que nos propone la liturgia con estas palabras: "En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban" (Lc 9,11).

"Curó a los que lo necesitaban", nos dice el evangelista... No habla de que se lo pidieran; tampoco menciona la fe de los curados por Jesús. Simplemente afirma que el Señor curó a los que estaban necesitados de curación.


Tomando pie de estas palabras, pensaba que Jesús siempre nos cura... cuando lo necesitamos. Porque, aunque a veces encontremos cosas en nosotros que no van; aunque haya días en que estamos incómodos dentro de nuestra propia piel o atravesemos en nuestra vida temporadas de oscuridad, tristeza, soledad o vacío, no siempre es lo mejor para nosotros vernos libres de eso que nos hace sufrir.


Vamos a contemplar a Jesús Eucaristía que hoy recorre las calles de nuestros pueblos y ciudades: no nos quedemos únicamente en acompañarlo, que es muchísimo, pero no es suficiente. Contémplalo y escucha lo que quiere decirte. Puede que te pida que te presentes ante Él tal y como estás en este momento; que te "expongas" ante Su Mirada en silencio, sin pretender nada y sin ocultarLe nada. Vamos a aprender de Jesús Eucaristía a dejarnos contemplar por Él de la misma manera que Él se entrega a nuestra mirada en la custodia: en silencio, en la desnudez sencilla del que queda totalmente al descubierto. Él te curará si lo necesitas. Y, si no es así, te acompañará en tu incapacidad y pobreza para superar lo que te supera concediéndote la paz que solo Él puede darte.

sábado, 28 de mayo de 2016

Un tiempo para cada cosa

Hoy Jesús nos da una lección de saber estar, de prudencia al responder a sus adversarios (Mc 11,27-33). Ellos, que quieren poner veto a su actuación -están viendo cómo el Señor les va ganando terreno-, deciden acorralarlo pidiéndoLe cuentas: dinos con qué autoridad haces esto, exigen con descaro al Maestro.

Jesús no se altera sino que entra en su juego y les propone un "trato" para contestar a su demanda. Sí, Jesús es Señor de todo; por Él y para Él han sido hechas todas las cosas que se mantienen en Él. Jesús, Señor de la Historia, es también Señor de todas las circunstancias: hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Y, lo mejor de todo esto, es que, como todo lo Suyo es también nuestro, nos deja participar de este señorío.

No te arredres ante nada ni ante nadie. El Espíritu Santo es tu Defensor y está siempre contigo, atento a cada movimiento de dentro o de fuera para asistirte con Su gracia. PídeLe consejo cuando no sepas qué hacer, cómo actuar, si hablar o callar, si intervenir o mantenerte al margen. Él te dirá en cada momento  qué es lo oportuno. Porque no siempre merece la pena gastar nuestras energías en cosas que no son estrictamente Dios y lo que se refiere a nuestra relación con Él. Pide al Espíritu el don de discernimiento para descubrir, en lo concreto, que cada cosa tiene su tiempo y que hay un tiempo para cada cosa.

viernes, 27 de mayo de 2016

Somos Casa de oración

Hoy, Jesús nos revela a través de Marcos lo que somos para Él (11,11-26). Porque lo que dice refiriéndose al Templo de Jerusalén antes de expulsar de él a los mercaderes, bien puede aplicarse a ti y a mí ya que el Señor, el Templo verdadero, es nuestra Cabeza y nosotros somos su Cuerpo.

En ti y en mí, inhabitan las Tres Divinas Personas. El Señor mismo nos lo ha dicho. Y es este misterio insondable, inabarcable y profundo, el que nos revela quiénes somos realmente: por gracia inmerecida somos templo del Espíritu Santo, hogar del Dios Uno y Trino.

Jesús nos recuerda en el Evangelio de hoy que la Casa de Dios es Casa de oración para todos los pueblos. ¡¡¡Casa de oración!!! ¿Te das cuenta? ¿Cómo ser esto realmente?, podemos preguntarnos. En cada uno de nosotros se realizará esta vocación de diferente manera, porque muchos son los dones y carismas que el mismo Espíritu nos regala para gloria de Dios. Presta atención a su voz -¡nos habla de tantas maneras!- y descubrirás de qué modo ora Él en ti haciéndote lo que en verdad eres: Casa de oración para todos los pueblos. Descúbrelo y disponte, con su gracia, a estorbar lo menos posible...



jueves, 26 de mayo de 2016

Gritar el Nombre de Jesús para ver

Hoy vamos con la multitud que acompaña a Jesús mientras sale de Jericó (Mc 10,46.52). Sobre el vocerío general, sobresale una voz que grita rasgando el aire. Es Bartimeo, que pide al Señor que tenga compasión de él. Y vemos cómo Jesús no lo llama enseguida; espera un poquito dejándolo gritar... Por fin pide a alguien que diga al ciego que se acerque y realiza el milagro, obtenido en realidad, por la fe del hijo de Timeo.

Vamos a pedir al Espíritu Santo que nos ayude a contemplar y meditar esta escena. Y que nos haga caer en la cuenta de nuestras cegueras para poder pedir y esperar vernos libres de ellas por su acción en nuestra vida. Porque también tú y yo somos ciegos; ciegos que no saben descubrir al Señor en los demás, en las cosas que suceden a nuestro alrededor, en lo que pasa en nuestro propio interior, tantas veces revuelto y oscuro. Vamos a reconocernos ciegos y a desear con toda el alma la recuperación de la vista para ver lo que el Señor está haciendo en nuestra vida, lo que trata de enseñarnos para hacernos crecer... 

Con Bartimeo podemos preguntar y preguntarnos en lo más íntimo de nosotros mismos Quién es el que está pasando en esos acontecimientos que no terminamos de entender; en esas personas con las que coincidimos en las que no descubrimos la voz del Señor que nos indica cómo hacer para crecer en Su Amor. Y prestar atención al Espíritu que nos susurra en lo más profundo de nosotros mismos: "Es Jesús Quien está en eso que ahora te sucede". Entonces habrá llegado el momento de gritar para que el Señor cure nuestra ceguera. Y, cuando Él haya devuelto la luz a nuestros ojos, haremos como hizo Bartimeo: lo seguiremos por el camino.



miércoles, 25 de mayo de 2016

El coraje de caminar

Relata Marcos la última subida de Jesús a Jerusalén, antes de su pasión (10,32-45). Nos dice el evangelista que Jesús iba delante de los que lo acompañaban, marcando el paso. Y que ellos estaban sorprendidos y tenían miedo.

Jesús camina delante, siempre. Si procuramos vivir nuestra vida de verdad, sin quedarnos únicamente en la superficie, en lo que se ve, descubriremos que Jesús también marcha delante de nosotros, abriéndonos camino, pasando por todo lo que nosotros somos incapaces de pasar, atravesando nuestras pequeñas muertes de cada día y nuestro paso definitivo al Padre con la luz de su victoria y su resurrección.

Mira la vida de Jesús y deja que Su Espíritu te muestre que en ella está contenida la tuya. Y no temas como temían aquel día los discípulos que seguían al Maestro camino de Jerusalén. No temas porque la victoria del Señor sobre el mundo y la muerte son tuyas. DéjaLe crecer dentro de ti escuchando y acogiendo Su Palabra cada día; guardándola en tu corazón como hacía la Virgen. Deja a Cristo vivir tu propia vida permitiéndoLe que marque el ritmo de tu ascenso. Y no tengas miedo porque Él siempre está contigo, pase lo que pase, veas lo que veas, sientas lo que sientas... Él te regalará el coraje y la valentía de ir siempre adelante, sin cansancio y sin descanso.



martes, 24 de mayo de 2016

Dios da más

En el Evangelio de hoy (Mc 10,28-31), Pedro le dice al Señor que él y sus compañeros han dejado todo para seguirlo. Adivinamos en el apóstol una actitud expectante aguardando la respuesta del Maestro que, estoy segura, supero todas expectativas.

Jesús le asegura que, ya en el presente, los que lo han dejado todo por Él recibirán muchísimo más y, en el futuro, la vida eterna. Lo que está anunciando el Señor es la plenitud que regala a todos los que intentamos vivir siguiendo sus huellas, haciéndolo el centro de nuestras vidas.

Y, al meditar este Evangelio, no he podido dejar de acordarme de la petición que Santo Tomás de Aquino hizo al Señor después de que Éste le hiciera saber que quería premiarle por lo bien que había escrito de Él. "¿Qué quieres, Tomás?", le preguntó Jesús. Entonces, el bueno de Tomás dejó hablar por su boca al Espíritu que lo habitaba y pronunció su "sólo a Ti, Señor".

Párate a pensar qué pides a Jesús. Y deja que Su Espíritu te haga caer en la cuenta de que, por mucho que pidas, siempre te quedarás corto ante lo que el Señor quiere y está dispuesto a darte. Porque, ¿qué es todo el mundo comparado con Dios mismo? Vamos a dejar al Espíritu orar en nosotros. Él pedirá no sólo lo que nos conviene, sino lo que Dios desea darnos, que es infinitamente superior a lo que pedimos y anhelamos.



lunes, 23 de mayo de 2016

Todo es posible para Dios

Esta mañana me ha conmovido de una manera especial el relato del encuentro de Jesús con el joven rico (Mc 10,17-27). Ese hombre que, por tener la propia seguridad puesta en los bienes que poseía, no fue capaz de hacer del Señor su única garantía, su única seguridad.

Pide al Espíritu Santo que te muestre cuáles son tus "riquezas"; a qué cosas, ideas, planes, personas... te aferras dejándote engañar al pensar que es todo eso lo que te ayuda a ser tú mismo, a justificarte ante ti y ante los demás, a demostrarte y demostrar tu propia valía; ruégaLe que te indique quiénes son los "pobres" que esperan el "dinero" obtenido con la venta de todo lo que te impide seguir a Jesús sin nada para que Él se convierta en tu Único, en tu Todo.

Pide con insistencia al Espíritu que te permita confrontarte con tu propia realidad haciéndolo con la máxima sinceridad, pero antes, déjate mirar por Jesús. ¡No te pierdas esos ojos que están fijos en ti amándote! Enfréntate después a todo eso con la valentía de quien se siente amado en sus limitaciones -eso son las riquezas de las que nos habla el Señor: riquezas que en realidad son pobreza- y espera... porque el resto depende de Dios.

Repara en los detalles de este fragmento del Evangelio; fíjate en lo que nos dice Marcos: Jesús amó a este hombre con su mirada. Y sólo después de amarlo lo invitó a abandonar todo -eso que debía dar a los "pobres"- para seguirLe. Sabemos qué paso después, pero yo te invito hoy a que no te desanimes cuando veas que no puedes hacer, dar, vivir eso que el Señor te pide. No te desanimes y espera con confianza dejándote amar por Jesús y mirándoLe con todo el amor que Él mismo pone en tu corazón porque en tu mano está que no te suceda lo que sucedió a aquel muchacho. 

Aguarda con paciencia... En esa espera, gozosa a veces, dolorosa otras, descubrirás que lo que el Señor dice a los suyos a propósito de esta escena que acababan de contemplar te lo dice a ti ahora mismo: "(pon aquí tu nombre)..., para ti es imposible, pero para Dios todo es posible. Y Yo soy Dios".



sábado, 21 de mayo de 2016

El Don fuente de todos los dones

En la carta de Santiago, el Espíritu Santo nos recuerda hoy el poder que tiene la oración del justo hecha con fe (5,13-20).

Al leer esto no podemos dejar de caer en la tentación de revisar las "condiciones" para que nuestra oración sea "eficaz". ¿Quién de nosotros puede considerarse justo? ¿Quién tiene una fe capaz de hacer milagros? Y el desánimo puede invadirnos haciéndonos creer que orar de este modo es misión imposible.

Jesús nos da la clave en el Evangelio de hoy (Mc 10,13-16): para orar así basta hacernos como niños... Pero, podemos pensar, ¿no es esto lo más difícil de todo?

Os voy a contar un secreto: lo que percibimos como dificultades no son más que cortinas de humo que provocan en nosotros el desaliento. Porque es en nuestra debilidad, en nuestro no poder alcanzar, donde se manifiesta el poder de Dios. ¿Cómo?, me dirás. Es precisamente cuando nos damos de bruces con nuestra limitación cuando estamos en disposición de dejar hacer al Espíritu Su obra en nosotros. 

Repite al Señor, tantas veces como haga falta, que no tienes fe, que no eres justo, que no tienes la sencillez del niño. Y alégrate por no poder "hacer" tantas cosas; por no poder "ser" de un determinado modo. El siguiente paso es fácil: invoca al Espíritu de Jesús y déjate llevar por Él. Te aseguro que el Don de Dios es espléndido en sus dones. DéjaLe manifestar Su poder en tu vida; déjate empapar por Su gracia como la arena de la playa se deja besar por las olas; permanece abierto a su acción, a la espera..., y continúa caminando tranquilo.



viernes, 20 de mayo de 2016

Él ha hecho posible lo imposible

El salmo 102, que hemos proclamado en la Misa de hoy, nos recuerda que el Señor es compasivo y misericordioso.

Sí, nuestro Dios es compasión y misericordia. Compasión porque ha padecido y padece por nosotros, con nosotros y en nosotros; misericordia porque hace Suyas nuestras pobrezas, dolores y sufrimientos para transformarlos en riqueza, gozo y vida.

Como nos dice el Espíritu Santo con este salmo, todas nuestras culpas están perdonadas y nuestras enfermedades curadas; el poder de Dios nos rescata de nuestras fosas para llenarnos de gracia y de ternura... De esas fosas en las que caemos continuamente a lo largo de la vida y de la última fosa: esa que parece tragarse a quienes más amamos cuando nos abandonan.

Pero no: ninguno de los males que nos afligen en esta vida tienen la última palabra; y la muerte tampoco. Unos y otra han sido vencidos por el Único capaz de someterlos. Y lo que antes de la encarnación del Verbo, de Su muerte y Su resurrección era dolor, angustia y sinsentido, ha sido convertido por Él en victoria definitiva.

Ojalá tú y yo nos creamos esto y lleguemos a vivirlo como lo más real. Porque Dios lo ha dicho y lo ha hecho y Él no puede engañarse ni engañar... Sí, Jesús ha hecho posible lo que era del todo y absolutamente imposible. Que María, la Madre Dolorosa que vivió el dolor más grande, nos acompañe y ayude para que nos dejemos sacar de nuestras fosas por el poder de Su Hijo. Madre y Señora Nuestra, guarda y haz crecer nuestra esperanza.



jueves, 19 de mayo de 2016

Con sonrisa amplia y corazón agradecido


Las lecturas de la Misa de hoy, día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, presentan a nuestra consideración la doble ofrenda del Señor al Padre: su sacrificio, ofrecido como expiación por nuestros pecados (Hbr 10,11-18), y su entrega en el altar, perpetuada por sus sacerdotes hasta el final de los tiempos, en la que se nos da como Comida y Bebida de salvación (Lc 22,14-23,56).


La Casa de Dios tiene sus puertas abiertas de par en par; la "entrada" ha sido comprada a precio de Sangre; el Camino que nos conduce a ella ha sido trazado de manera indeleble y las Provisiones para que alcancemos la meta, aseguradas: Jesús permanece junto a nosotros todos los días hasta el fin del mundo en Su Espíritu, el Consolador y Maestro interior que nos conforta y nos guía, y en la Eucaristía, alimento para el camino.

El mismo que se ha ofrecido para que tengamos Vida abundante -¡¡¡la Suya!!!- es el que está sentado a la derecha del Padre esperándonos con los brazos abiertos. ¿Cómo no vamos a acercarnos con confianza a ese trono que, por Su infinita misericordia, es también el nuestro? Entremos sin miedo donde jamás soñamos estar: la deuda por nuestros pecados fue cancelada por el Único que podía hacerlo y los medios para llegar y sentarnos junto a Él son infalibles. ¡Acerquémonos con confianza al trono de la gracia! Porque todo nos ha sido dado sin mérito alguno de nuestra parte y el Señor sólo espera de nosotros que lo recibamos con sonrisa amplia y corazón agradecido.



miércoles, 18 de mayo de 2016

Por todos dio Su Vida

El celo de Juan le lleva a querer impedir a uno actuar en nombre de Jesús porque no era de los suyos (Mc 9,37-39). Y Jesús le corrige porque, afirma, nadie que haga milagros en su nombre puede luego hablar mal de Él.


A ti y a mí nos sucede igual: tendemos a hacer grupos y clasificaciones "apartando" a los que juzgamos extraños. Pero el Señor nos enseña que ningún hombre es extraño para Él: por todos murió y para todos resucitó. Porque todos somos del Señor, que ha pagado un elevado precio para darnos una vida abundante que nunca acaba.


El mundo entero es Suyo; cada ser que alienta es de Jesús porque todo fue creado por Él y para Él y el Señor se encarga de conducir todo lo que existe a su plenitud haciéndole participar de su propio destino glorioso.

Ojalá que tú y yo aprendamos a mirar a todos y todo desde esta perspectiva: todo pertenece al Señor y todo es Suyo. Ojalá dejemos de hacer clasificaciones y grupos a los que agregar o rechazar, porque en el Corazón de Cristo cabe todo el mundo sin ningún tipo de excepción.



martes, 17 de mayo de 2016

Ver con Sus ojos

Esta mañana encontramos a Jesús tratando de instruir a sus discípulos contándoles cómo culminaría su misión en la tierra antes de regresar al seno del Padre. Pero ellos no se enteraban porque andaban liados en una discusión acerca de quién era el más importante (Mc 9,29-36).

A ti y a mí nos sucede muchas veces lo mismo: no acertamos a asimilar lo que Jesús trata de decirnos por medio de este acontecimiento, de aquella persona, de ese encuentro o de aquel desencuentro, de lo que estimamos un éxito o de lo que consideramos un fracaso... No nos enteramos de la enseñanza que el Maestro quiere transmitirnos y, como aquel día sucedía a los discípulos, tememos preguntar a Jesús; preferimos seguir a lo nuestro: discusiones y enredos que nos empequeñecen impidiendo que vayamos abriéndonos al inmenso horizonte que el Señor despliega ante nuestros ojos introduciéndonos en Su misterio a medida que pasa nuestra vida y suceden cosas.

Vamos a pedir a Su Espíritu que venga en nuestra ayuda cuando nos suceda esto. ¡¡¡Ven Espíritu, ven!!! Para hacernos capaces de vislumbrar, al menos, lo verdaderamente importante; para enseñarnos a mirar con los ojos de Dios todo y a todos.



lunes, 16 de mayo de 2016

El Señor suple

Esta mañana escuchamos una queja que se escapa de los labios del Señor: parece que la falta de fe de sus discípulos le desanima y agota (Mc 9,13-28). No han sido capaces de liberar a un sordomudo de un demonio que le poseía... porque no tienen la fe suficiente para vencer ese poder que subyuga al joven.

Entonces, el Señor, se dispone a curarlo. Su decisión parece firme aún antes de que el padre del muchacho pida, en un grito, que aumente su fe para poder ver a su hijo liberado. Pero es cuando este hombre pide Su ayuda cuando el Señor hace el milagro.

¡Qué bueno es Jesús! ¡Siempre dispuesto a suplir nuestras deficiencias! Acude a Él con confianza cuando algo se te haga insuperable, cuando parezca que las dificultades y obstáculos han ganado la partida. Y preséntate ante Él con tu pobreza. Porque eso es la falta de fe: una pobreza que nos impide obtener eso que Jesús quiere darnos. Entonces verás el milagro que tu corazón desea porque el Señor siempre, siempre, suple lo que nos falta para que nuestra alegría, que es la Suya, sea completa.


domingo, 15 de mayo de 2016

Dejándonos hacer...

Juan relata en el Evangelio de hoy la venida del Espíritu Santo aquel día en el cenáculo. Jesús Resucitado, después de desear a los suyos la paz, exhala sobre ellos Su aliento y les regala Su Espíritu (Jn 20,19-23).


Ese Espíritu los iría transformando en testigos valientes de lo que habían vivido junto a su Señor; se adaptaría a las cualidades y circunstancias de cada uno para ir descubriendo en ellos la imagen de Dios.


Así hace hoy contigo y conmigo: con paciencia infinita, con suavidad, dulce y pausadamente, el Espíritu Santo va haciendo Su obra en nosotros: nos enseña todo lo que tenemos que aprender; nos alienta y nos ama; nos orienta y reconduce nuestros pasos cuando andamos perdidos; sana nuestras heridas y nos consuela en nuestras tristezas. Sí, el Espíritu de Jesús se toma su tiempo y, con exquisita habilidad, nos va haciendo semejantes a Cristo, cada uno según el rasgo del Señor que el Padre plasmó en nosotros al crearnos. Porque el Espíritu no hace "clones": la infinidad de matices que encierra la Persona del Dios hecho Hombre es repartida entre los que somos hijos en el Hijo según la voluntad del Padre.

Vamos a pedir hoy muchas veces, con María, la venida del Espíritu Santo sobre nosotros; vamos a dejarLe hacer Su obra con total libertad en nuestras vidas; y vamos a reconocer en la diversidad de Sus dones la riqueza inagotable que es Dios y que se manifiesta en sus hijos cuando quiere y como quiere.



sábado, 14 de mayo de 2016

Permanecer; dar fruto; pedir

Hoy Jesús nos pide por medio de Juan (15,9-17) que permanezcamos en Su amor. Para que esto sea una realidad nos dice qué hemos de hacer: amar como Él nos ha amado.

¿Cómo podremos, Señor, amar de esta manera? Para nosotros es del todo imposible amar con la incondicionalidad, la intensidad, la universalidad con las que ama el Corazón de Dios, que ni siquiera excluye de ese amor exclusivo e infinito a sus enemigos. Para nosotros es imposible y Dios lo sabe; por eso nos dejó el "remedio": Su Espíritu, que es Su propio Amor amando en y a través de nosotros. Y es que Dios nunca pide nada sin dar antes eso mismo que pide.

La acción de ese mismo Espíritu en nosotros es la que hace que nuestras vidas den el fruto que Dios espera. Y es también ese Espíritu el que pide en nosotros, con gemidos inefables, acudiendo en nuestra ayuda porque no sabemos pedir lo que nos conviene. Por eso afirma Jesús que todo lo que pidamos al Padre en Su Nombre nos lo concederá, porque Dios no puede negar nada a Dios...

Cada vez estoy más convencida de que la vida consiste en dejar hacer al Espíritu; en darLe toda la libertad para que actúe a sus anchas en "nuestra casa"; en estorbar lo menos posible. ¿Cómo conseguir esto? Pregúntaselo a Él muchas veces, muchas. Y pídeLe con toda el alma que esto se haga realidad en tu vida. Te aseguro que te escuchará.


viernes, 13 de mayo de 2016

Tú sabes que te quiero

Relata hoy Juan en su Evangelio (21,15-19) la aparición de Jesús Resucitado a los suyos a orillas del lago que tantos recuerdos entrañables del Maestro les traía, y la triple pregunta a Pedro: "¿Me amas?".

Cierra los ojos para imaginar la escena; procura fijar tu atención en el rostro del Señor mientras pregunta y en el del bueno de Pedro al contestar. Y pregúntate quién de los dos necesitaba más escuchar la respuesta...

Jesús, tomando nuestra humanidad, se ha colocado en una situación precaria: necesita de algún modo de nosotros. Y eso aún después de resucitado. Y Pedro, ¡el bueno de Pedro!, necesitaba repetir lo mucho que amaba a su Señor porque aún pesaba en su ánimo lo sucedido aquella noche... Y tú y yo, ¿no necesitamos repetir muchas veces a quienes amamos lo que sentimos por ellos?

Jesús quiere oír de nuestros labios que lo amamos... más que "estos"; y nosotros necesitamos decirLe muchas veces que lo queremos con toda nuestra alma, ¿no te parece? Ya casi en vísperas de la venida de Su Espíritu vamos a pedir al Amor que nos dé un corazón nuevo que ame con locura al Señor y unos labios que no se cansen de repetir eso que bulle en nuestro interior como don, poniendo palabras al deseo de amar cada día un poco más al Único se merece un amor en exclusiva.



jueves, 12 de mayo de 2016

Unidad en la diversidad

La oración de Jesús que nos transmite Juan hoy en su Evangelio (17,20-26) es una súplica al Padre para que todos seamos uno en Él.

Ser uno... la gran pasión de Jesús; su testamento hecho oración... Esta unidad ansiada por el Señor es una unidad que no uniforma porque ama la diversidad. Basta con mirar a Su creación para observar esto: ¡¡¡qué variedad de especies de animales y plantas, de minerales y de astros...!!! ¡¡¡Qué derroche de colores, perfumes y sabores!!! ¡¡¡Qué abundancia de dones diversos!!! Y todo eso es uno en su alabanza al Creador porque cada cosa, siendo lo que es, da gloria al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.

En el seno de Dios mismo encontramos esa diversidad: nuestro Dios es Uno y Trino. Tres Personas, perfectamente distintas, y un solo Dios que llegará a ser todo en todos cuando llegue el final de este tiempo que ahora vivimos.

La unidad de todos nosotros es posible porque es un deseo de Dios y Sus deseos se cumplen siempre, siempre, siempre. Esa unidad se realiza en el Amor, en el Espíritu, que pone armonía en la diferencia haciendo que cada cosa dé lo mejor de sí misma en bien de todo el conjunto. Sí, es el Amor que el Padre tiene al Hijo el que está en nosotros procurando esa unidad en la diversidad que respeta las diferencias.

Vamos a aprender de Dios; vamos a disfrutar con lo diferente sabiendo que precisamente eso es una fuente de riqueza inagotable que nos muestra cómo es Dios.



miércoles, 11 de mayo de 2016

Espíritu Santo y Palabra

En la lectura de los Hechos que la liturgia nos propone hoy (20,28-38), San Pablo, despidiéndose de los discípulos de Éfeso, les dice que los deja en manos de Dios y de Su Palabra, que es gracia y tiene poder para construirlos y darles parte en la herencia de los santos. Éste es el poder de la Palabra porque la Palabra de Dios es eficaz y produce lo que significa; la Palabra es Dios mismo, el Verbo, que se nos da en y a través de la revelación contenida en la Sagrada Escritura.

Toma entre tus manos esa Palabra viva que cumple la misión recibida del Padre por medio del Espíritu Santo: Él, con su acción continua en tu interior, te recuerda lo que Jesús ha dicho y te da su luz para que puedas actualizar ese mensaje y aplicarlo a tu propia vida.

Sí, El Padre continúa dándonos al Hijo en Su Espíritu... Acoge la Palabra; déjate interpelar por Ella; ofrécete con docilidad a la acción del Espíritu en ti... y tu vida cambiará de manera radical.



martes, 10 de mayo de 2016

Llegar a ser los que somos

En el Evangelio de hoy (Jn 17,1-11a) Jesús mismo nos dice en qué consiste la vida eterna: en conocer a Dios y conocerLe a Él.

Este “conocimiento” es posible gracias a la acción del Espíritu Santo en nuestra alma. Él, nos decía Jesús hace unos días, nos recuerda todo lo que el Señor dijo e hizo y nos enseña lo que nuestra capacidad, progresivamente aumentada por Él, puede recibir a medida que vamos creciendo en vida interior.


Vamos conociendo a Dios en tanto en cuanto guardamos Su Palabra y nos dejamos transformar por Ella y en Ella, en un ejercicio continuo de docilidad a la acción del Espíritu en nosotros. Y a medida que nos vamos asemejando al Hijo el Padre recibe gloria con nuestra vida. Porque el Modelo que tenía delante al crearnos fue su propio Hijo y la alegría y el deseo del Padre es que nos parezcamos a Jesús cada día un poco más. Así viviremos vida en plenitud, vida eterna desde ya, porque iremos siendo los que en realidad somos en el proyecto de amor del Padre.






lunes, 9 de mayo de 2016

Vivir con valentía

Jesús apuntala nuestra confianza en Él diciéndonos que, aunque le fallemos, Él no nos defraudará jamás y siempre estará dispuesto a darnos la paz perdida, esa que se encuentra en Él que, resucitado y glorioso, ha vencido al mundo (Jn 16,29-33).

Sí, aunque vivamos en medio de luchas; aunque las dificultades y obstáculos sean compañeros inseparables de camino; aunque a veces nos sintamos vencidos... Jesús ha conquistado una victoria rotunda sobre el mal que intenta dañarnos,  robarnos la esperanza, sumirnos en la desolación y la tristeza haciéndonos creer que es él el vencedor.

Nuestro valor para hacer frente a todo está firmemente anclado en la seguridad de la victoria de Jesús. Su Espíritu se encargará de recordarnos esto y de reconducirnos al Señor en Quien siempre hallaremos la paz que nos prometió. Sí, el Espíritu Santo, al que estamos esperando en compañía de la Virgen durante estos días, nos hará cada día más valientes.



domingo, 8 de mayo de 2016

La mejor compañía

Relata San Lucas en su Evangelio la Ascensión del Señor (24,46-53). Sí, Jesús regresa al Padre, pero nos lleva con Él y se queda con nosotros.

Porque con Él, que es nuestra cabeza, participamos ya de la gloria y del Reino de manera anticipada y, mientras dura nuestra peregrinación por este mundo, contamos con la compañía constante de Su Espíritu, que el Padre nos ha dado, y con Él mismo, presente en Su Palabra y en la Eucaristía.

Por eso podemos mirarLe, glorioso y resucitado, cuando esta vida nos pesa, sabiendo que su destino es el nuestro por pura misericordia; y podemos alimentarnos de Él y dejarnos conducir por Su Espíritu para vivir la vida en plenitud que el Señor nos ha conquistado mientras avanzamos por el camino.

Muchas veces no sabemos cómo mirarLe, le sentimos perdido y todo nos parece gris. Otras veces nos cansamos de caminar... ¡nos cansamos hasta de Su compañía! y buscamos la plenitud en el lugar equivocado o con los medios inapropiados. ¿Cómo hacer entonces? Pienso que, en esos momentos, toca esperar junto a María que vuelva a brillar el sol en nuestra vida. Esperando pacientemente junto a la Madre recibiremos, por medio de Ella, el Espíritu Santo que nos hará ver esa realidad, que vivimos de manera sombría, con los ojos de Dios. Busca su compañía silenciosa y espera junto a Ella hasta que la luz y el valor vuelvan a acompañar tus pasos.




sábado, 7 de mayo de 2016

Interlocutores válidos de Dios

Impresiona caer en la cuenta de que Dios nos ha creado para mantener con nosotros un diálogo ininterrumpido. Sí, nuestro Dios es un estupendo conversador que nos ha dado una vida que se desarrolla hasta alcanzar la plenitud y que transcurre en un bello diálogo.

Ésta es la razón de que se haya revelado en Su Palabra, que nos ha sido regalada para entablar esa conversación con cada uno.  En ese diálogo que nos va formando y asemejando cada vez más a Él adquiere sentido todo lo que nos sucede y aprendemos del Maestro interior a verlo todo con los ojos de Dios.

Al meditar el Evangelio de hoy (Jn 16,23-28), me ha parecido que era esto lo que me quería recordar Jesús al decirnos que el Padre mismo nos quiere y que está dispuesto a darnos todo lo que pidamos en Su Nombre. Esta mañana pido esto: que seamos dóciles a la enseñanza del Espíritu que trata de convertirnos en unos excelentes conversadores, en unos interlocutores válidos de Dios... ¡Nada más y nada menos! ¿No te parece que es una buena petición?



viernes, 6 de mayo de 2016

Una oración agradable a Dios

Insiste Jesús en el mensaje que nos dejó ayer haciéndonos una nueva llamada a la alegría (Jn 16,20-23a).

Ha de ser la nuestra una alegría confiada que hunda sus raíces en la certeza de que Jesús siempre nos acompaña aunque, a veces, no lo sintamos cerca.

Nos acompaña y escucha siempre nuestra oración: la escucha y la acoge como propia presentándola al Padre; nos acompaña haciendo nuestra alegría más profunda en los momentos buenos -esos en los que, a menudo, nos olvidamos de Él- y haciendo llevadera nuestra tristeza en los malos; nos acompaña mientras trabajamos o nos divertimos inclinando nuestro corazón al bien... Jesús siempre nos acompaña.

Para agradecerLe todo, tanto, vamos a pedirLe que, en los momentos bajos de penumbra o, incluso, de oscuridad, nos conceda Su gracia para que aumente nuestra confianza en Él. ¿No te parece precioso decirLe desde lo más profundo de tu corazón que confías en Él pase lo que pase? ¡Cuánto agrada esta oración al Señor! Prueba a hacerla y verás como es así.



jueves, 5 de mayo de 2016

La brevedad del tiempo

Jesús anuncia a los suyos en el Evangelio de hoy (Jn 16,16-20) que vuelve al Padre y que, por eso, por un breve espacio de tiempo dejarán de verlo.

Todo en esta vida, aún lo peor, es breve, muy breve. También esos "tiempos" en los que la tristeza nos invade porque "no vemos" a Jesús. Si pensamos despacio, el motivo último y fundamental de nuestra tristeza es éste: dejar de verLe, de sentirLe a nuestro lado. Porque cuando lo tenemos a Él hasta lo más duro se hace llevadero...


A Jesús siempre lo tenemos, aunque no lo sintamos cerca. Pero, a veces, se oculta a nuestra vista y nuestros sentidos para que crezcamos en fe. Esos momentos, breves, porque todo en esta vida es breve, son momentos de perseverancia, de espera confiada, de oración silenciosa al lado de Aquel a Quien hemos dejado de "ver"... Puedes estar seguro de que esa tristeza por Su ausencia se convertirá pronto en alegría. Él mismo lo ha prometido.




miércoles, 4 de mayo de 2016

Una pedagogía progresiva

Resulta emocionantemente tierna la afirmación de Jesús en el Evangelio de hoy (Jn 16,12-15): "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena".

Jesús ha cumplido su misión y regresa al Padre; a partir de este momento será el Espíritu Santo Quien lo supla enseñándonos, guiándonos, sosteniéndonos. Esta ayuda no nos va a faltar nunca: con una suavidad extrema, de manera progresiva, nos irá mostrando cómo actuar, qué hacer, qué decir y qué callar, cómo superar obstáculos y dificultades... Todo a su debido tiempo.

Que no nos cansemos de invocar a nuestro Defensor y Guía; que no dejemos de escuchar sus inspiraciones; que acojamos la gracia que nos regala y sus dones para responder a sus llamadas. Su fortaleza nos hará capaces de cargar con el peso que toque en cada momento. Y nuestra vida transcurrirá en medio de una paz acompañada, suave y silenciosa, que nos sostendrá pase lo que pase y venga lo que venga.



martes, 3 de mayo de 2016

Aumentando la capacidad

El Evangelio de hoy (Jn 14,6-14) termina con esta frase de Jesús: "Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré".

Es necesario que creamos en todo lo que nos ha dicho el Señor, porque Él es la Verdad y no puede engañarse y engañarnos. ¿Por qué -podemos preguntarnos- a veces no obtenemos lo que pedimos? Te animo a que Le hagas esta pregunta a lo largo del día. Pregunta a Jesús y haz silencio para escuchar Su respuesta: jamás deja de contestar nada de lo que le planteamos. ¡¡¡Jamás!!!

Te confieso lo que me ha contestado a mí esta mañana al hacerLe esta pregunta mientras pensaba en los que leeréis esto y en tantos que no lo leerán y que se sienten defraudados porque piensan que el Señor no les escucha. Pensaba en vosotros mientras oraba por cada uno... Ésta ha sido la respuesta: la mayor parte de las veces -por no decir siempre- nos quedamos cortos en lo que pedimos. Creemos que pedimos mucho, pero somos tacaños pidiendo porque Dios quiere darnos muchísimo más y está dispuesto a hacerlo.

Por eso nos hace esperar; dilata su respuesta... Eso que nosotros juzgamos "retraso" es, en realidad, una estrategia de la que el Señor se sirve para ensanchar nuestra capacidad y prepararnos para recibir todo lo que quiere darnos... ¡¡¡Qué es infinitamente más de lo que le pedimos!!! Escucha lo que te dice:

"Yo soy el Señor, Dios tuyo
que te saqué del país de Egipto;
abre la boca que te la llene" (Salmo 80).

Vamos a abrir nuestro corazón para que Él lo llene hasta los bordes; vamos a dejarLe hacer, como considere oportuno, para que nos lo ensanche haciéndolo capaz de recibir todo lo que quiere darnos. 





lunes, 2 de mayo de 2016

Desde el principio estáis Conmigo

Jesús nos saluda esta mañana con esta afirmación en el Evangelio de Juan que meditamos hoy (15,26-16, 4): "Desde el principio estáis conmigo".

Te animo a que te pares a pensar en esto un poco, repasando tu vida, cada momento importante de ella. Comprobarás que el Señor ha hecho que siempre estés con Él porque te ha dado Su Espíritu Santo que jamás de abandona.

Por eso puedes -¡¡¡podemos!!!- ser testigos de Jesús ante los demás: porque Él actúa en nuestra vida. ¿Cómo -puedes preguntarte- "hablar" hoy de Jesús a los demás? Sonriendo, aunque no te apetezca; haciendo en cada momento lo que tienes que hacer con alegría, sin protestas; ayudando a los que tienes cerca... 

Podrás hacer todo esto, y mucho más, si dedicas unos minutos de este día a "estar" a solas con Jesús saboreando esto que te dice hoy al oído: "Desde el principio has estado Conmigo".



domingo, 1 de mayo de 2016

Una "escuela" muy especial

El Señor lo hace todo muy bien y, consciente de nuestra debilidad -nadie nos conoce como Él-, nos ha prometido una "ayuda" de primera para que podamos aprender a vivir según su estilo. Esa "ayuda" es el Espíritu Santo que, como afirma el mismo Jesús, nos recordará todo lo que Él nos ha dicho (Jn 14,23-29).

Ese Maestro interior, que nunca nos abandona, no sólo nos enseña y nos recuerda, sino que nos asiste con sus dones capacitándonos para secundar sus inspiraciones. Para escucharLe basta con desearlo con toda el alma y hacer un poquito de silencio por dentro y por fuera... porque habla con suavidad, respetando escrupulosamente nuestra libertad, de manera que sólo lo escucha quien de verdad quiere.

Anímate a prestarLe atención; escucha sus lecciones. Y asistirás, maravillado, a las mejores clases magistrales que jamás se hayan impartido. En ellas te mostrará con qué te debes quedar de cada cosa que suceda en ti o a tu alrededor, regalándote Su gracia para que puedas ver todo con los ojos de Dios.