martes, 4 de octubre de 2016

¿A quién acudes tú?

Hace unos días meditábamos la primera parte del Evangelio de hoy contemplando a Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo, mientras daba gracias al Padre por haber revelado los secretos del Reino a los sencillos. A continuación, el Señor nos dice que vayamos a Él cuando nos sintamos cansados y agobiados porque en Él encontraremos nuestro descanso. Y es que Su yugo es llevadero y Su carga, ligera (Mt 11,25-30).

Porque aunque Jesús nos dé Su gracia y la luz de Su Espíritu para que comprendamos muchas cosas, a veces no podemos evitar sentirnos cansados, agobiados, abatidos, tristes. ¿A quién o a qué recurrimos entonces en busca de alivio y consuelo? Párate un momento y respóndete con sinceridad. Y, cuando lo hayas hecho, pídeLe que te conceda acordarte de Él en esos momentos grises y te regale la fuerza para refugiarte en Su Amor. Porque Él es el único, no lo olvides nunca, que hará llevadero tu yugo y aligerará tu carga haciéndolos suyos por amor a ti.