miércoles, 14 de septiembre de 2016

Oh Cruz gloriosa!!!


Hoy, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la Palabra de Dios nos invita a celebrar el amor de Dios que nos salva muriendo por nosotros (Jn 3,13-17).


Sí, como nos recuerda san Pablo en su carta a los Filipenses (2,6-11), el Señor, siendo Dios, se despojó de su rango y se hizo igual a nosotros en todo menos en el pecado, ese pecado que asumió como propio para rescatarnos de él.

Jesús se sometió en todo la voluntad de Su Padre. Y nos permite participar de Su obediencia para que tú y yo respondamos al designio de amor de Dios Padre sobre nuestras vidas  como lo hizo Él, tratando de descubrir cuál es Su voluntad y acogiendo Su gracia para aceptarla y vivirla.

Párate hoy unos minutos para contemplar tu vida a la sombra de esa Cruz fiel, gloriosa. Descubrirás que todos los sufrimientos por los que has pasado han resultado ser promesa de una gracia venidera. Sí, nunca estuviste solo en ellos y, gracias a Aquel que nunca ha dejado de acompañarte, se convirtieron, de un modo u otro, en resurrección. Considéralo despacio y verás como es así. Y da gracias al Señor por Su Cruz, esa Cruz que es la Puerta de la Vida gloriosa que nos alcanzó en un derroche de amor sin igual.